Debido a que los alimentos fritos poseen un mayor valor calórico y provocan una digestión más larga que otros alimentos, es conveniente moderar su consumo y aprender la forma correcta de llevar a cabo una fritura.
La fritura se debe realizar correctamente para evitar dos resultados no deseados: la pérdida de nutrientes debida a las altas temperaturas que alcanza el aceite, y el aumento del valor calórico de los alimentos causado por un exceso de tiempo de fritura, lo que lleva a una impregnación excesiva de grasa.
A continuación os vamos a mostrar algunos consejos para realizar una buena fritura.
Tipo de aceite: Se debe utilizar aceite de oliva, ya que es el aceite con mayor «punto de humo», es decir, soporta mejor las altas temperaturas. De este modo no producirá componentes irritantes o tóxicos como la acrilamida. Si se va a utilizar aceite de girasol para no transferir ningún sabor a los alimentos, se debe tener en cuenta su índice de degradación, siendo éste el más alto comparado con el aceite de oliva común y oliva virgen.
Cantidad de aceite: Al contrario de lo que se suele hacer en las cocinas habituales para ahorrar, es necesario poner abundante aceite para realizar una buena fritura. De lo contrario, el alimento se cocerá en aceite y no se conseguirá la textura real de un frito. El aceite de oliva, se puede reutilizar si lo conservamos en un frasco cerrado y previamente filtrado después de su uso, al menos durante 3 veces.
Temperatura del aceite: Se necesitan temperaturas altas pero no excesivas, es decir, antes de que humee el aceite. Lo ideal es entre 175º y 200ºC ya que el punto de humo del aceite de oliva es de 210ºC.
Más información: nutricioncomunitaria.org, AESAN
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